¡Qué partidazo! Qué manera de reivindicar que es uno de los partidos más importantes del mundo, que es un espectáculo mundial y no solo español, que es el más esperado choque de estrellas de las grandes ligas europeas.
Fue un gran partido con polémicas, VAR, expulsión y todos los condimentos el que le ganó Real Madrid a Barcelona por 2-1, una victoria que sirvió para sacudirse la paternidad de la temporada anterior y que permitió ver grandes exhibiciones de lado y lado.
Sí, le costó al equipo de Flick pero fue mérito de un Real Madrid que lo atacó y por momentos lo sometió, reivindicando su condición de líder sólido de LaLiga.
Polémica y furor desde el pitazo en el Bernabéu
Como no podía ser de otra manera, el clásico empezaba con polémica: una entrada de Yamal contra Vinicius en el área, cuando solidariamente estaba en tarea defensiva, fue sancionada en primera instancia como penalti, se abrazaron Vinicius y todos los blancos, pero el VAR les dañó la fiesta al descubrir que no había falta, más bien era el brasileño el que pateaba a su rival.
Y otra vez la diosa fortuna bajaba en modo de líneas del 'offside semi automático': un fatal error en el rechazo catalán le quedó a Mbappé, quien de media vuelta parecía marcar un golazo, hasta que la línea roja le marcó el borde externo del botín y evitó el primer gol del clásico. Insólito, por decir lo menos.
Hasta que por fin el insaciable Mbappé encontró premio a su insistencia: a los 21 minutos de nuevo una pérdida de Barcelona le quedó, en un pase divino de Bellingham al que llegó certero, encaró al arquero y le definió por arriba para el 1-0 que enloqueció, ahora sí en serio, al Bernabéu. Así lo celebró:
A los 29 minutos salvaba Sczeszney el segundo tanto merengue en el mano a mano con Housen, a los 33 era Torres el que se lo perdía ante Courtois y a los 33 se la tirba a las manos Bellingham al portero, hasta que vino el error prohibido ante un rival tan demandante como Barcelona: en su segundo acercamiento a predio rival, Fermín aprovechó un rápido contragolpe y marcó el 2-2 a los 38 minutos. Ojo al festejo:
A velocidad de Fórmula 1 se jugaba el clásico, un intercambio de golpes y de talento sin cuartel en un espectáculo digno de apreciar.
No bajaba la presión en el cierre cuando salvaba Courtois el intento del visitante y en la siguiente jugada, cuatro minutos después, el segundo baño de felicidad del dueño de casa: fue Vinicius hsta la raya, metió el centro que descolgaba Militao y apareció en total soledad Bellingham para el 2-1 a los 42 minutos.
Así, en uno de sus goles más sencillos, resolvió el inglés:
Segundo tiempo, a puro vértigo y esfuerzo
El complemento arrancaba con un mano a mano de Ferrán con Courtois y un nuevo momento para el VAR: en la caída le pegaba el balón en la mano a García y en la revisión, larga por cierto, se concedía el penalti.
Pero no sería el lucmiento de Mbappé y su tremendo momento goleador, sino de Sczeczesny y su atajadón para evitar que se escapara el partido.
Un momento bochornoso se vivió en la decisión de Xabi Alonso de reemplazar a Vinicius por Rodrygo a los 72, lo cual no le gustó al atacante que salió disparado al camerino y al regreso siguió protestando en el banquillo... imposible no recordar a James en días de Zidane...
Fermín falló en la siguiente el empate y de ahí en más hizo mella todo: Barcelona acusó cansancio, sintió la falta de creativos como Raphinha, no vio llegar nunca al partido al conversador Lamine Yamal, se fueron acabando las alternativas y acabaron atacando Araujo y Koundé -la cima de la confusión- y el clásico se le fue lentamente de las manos. Pedri, sobre el final, vio la roja por segunda amarilla cuando parecía, lo que generó la bronca en los banquillos... un cierre típico de un clásico mundial.
Ahora Real Madrid tiene 27 puntos y se queda Barcelona con 22, misión cumplida para los 'merengues', que se sacudieron parcialmente la paternidad de su archirrival.
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