Las raíces de esta guerra legal se remontan a abril de 2021, cuando 12 de los clubes de élite de Europa, incluidos Madrid, Barcelona, Manchester United y Juventus, anunciaron la creación de la Superliga. Diseñada como una rival de la UEFA Champions League, prometía mayores ingresos y un nuevo modelo para la competición de élite, con divisiones tanto masculinas como femeninas.
Pero en menos de 48 horas, el proyecto se derrumbó bajo una inmensa presión pública. Los aficionados protestaron en las calles, los gobiernos condenaron el plan, y la UEFA, respaldada por la FIFA, amenazó con duras sanciones. Los "Big Six" de Inglaterra se retiraron rápidamente, dejando a Madrid y Barcelona para luchar solos.
Indiferente, Pérez continuó argumentando que la estructura de la UEFA representaba un “monopolio que mata la innovación y la competencia justa.” Apoyados por Bernd Reichart, CEO de A22, los clubes emprendieron acciones legales. Su persistencia dio frutos cuando, en diciembre de 2023, el TJUE dictaminó que los requisitos de aprobación de la UEFA para nuevas competiciones violaban la ley de la UE.
El veredicto del TJUE fue posteriormente reforzado por la Audiencia Provincial de España, que declaró que la UEFA había abusado de su posición dominante al bloquear la Superliga. El fallo no solo validó los argumentos de larga data del Real Madrid, sino que también abrió la puerta a lo que podría convertirse en la demanda más cara en la historia del fútbol.