La carrera de Marcus Rashford en el Barcelona ha despegado de manera espectacular tras su cesión de verano desde el Manchester United. Después de años de inconsistencia con los decepcionantes de la Premier League, el extremo ha redescubierto su chispa bajo Hansi Flick. Su ritmo vertiginoso, mejora en la toma de decisiones y renovada confianza se exhibieron durante El Clásico, donde asistió en el gol de Fermin Lopez, y también en su doblete de la Liga de Campeones contra el Olympiacos.
El resurgimiento de Rashford ha sido favorecido por los problemas de lesiones de Raphinha, lo que le abrió la puerta para convertirse en el extremo izquierdo titular del club. Ha hecho suyo el puesto, estableciendo una conexión inmediata con Ferran Torres y Lopez en el sistema de ataque fluido de Flick. El cambio de Rashford no ha pasado desapercibido, ya que los oficiales del Barcelona ya están en conversaciones para activar la cláusula de opción de compra incluida en su contrato de cesión con el Manchester United.
Su historia marca un cambio notable en su suerte tras un año turbulento en Old Trafford, donde una confrontación con Ruben Amorim llevó a su exilio. La crítica pública de Rashford a la dirección inestable del club y falta de liderazgo, combinada con su breve cesión en el Aston Villa, hicieron inevitable su salida. Ahora, en un entorno más tranquilo y rodeado de confianza tanto de los aficionados como del cuerpo técnico, Rashford parece totalmente el jugador que una vez aterrorizó las defensas de la Premier League.