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La turbulenta temporada del Barcelona ha dado otro giro, ya que se informa que el entrenador Hansi Flick ha informado a su personal que planea dejar el club al final de la campaña. Frustrado por las actitudes de los jugadores y una aparente falta de apoyo de la junta directiva, la desilusión de Flick se ha profundizado por los problemas continuos relacionados con la conducta de Lamine Yamal y el enfoque indulgente del club hacia su joven estrella.
* El mandato de Flick en el Barca parece estar llegando a un final temprano. Según _ABC_, el entrenador alemán ha informado en privado a su personal de su decisión de dimitir al final de la temporada, admitiendo que se siente "muy cansado" y desilusionado por el ambiente dentro del equipo.
Flick, quien originalmente había planeado un proyecto de tres años en Cataluña, se ha sentido cada vez más exasperado con lo que considera un declive en el profesionalismo y la unidad entre sus jugadores. A pesar de buenas actuaciones en ciertos momentos, se dice que el alemán está preocupado por la falta de concentración y compromiso, particularmente de individuos que, en sus palabras, "han perdido la humildad que una vez los definió".
Las frustraciones del entrenador no están dirigidas únicamente a los resultados, sino a lo que considera un problema cultural dentro del vestuario: un equipo distraído por la fama, las redes sociales y los intereses individuales en lugar de los objetivos colectivos. Se informa que Flick ha discutido estas preocupaciones con sus asistentes y analistas durante meses, expresando dudas sobre su capacidad para cambiar la mentalidad desde dentro.
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En el centro de la frustración de Flick se encuentra Yamal, la sensación adolescente cuyo talento ha sido eclipsado por distracciones fuera del campo. La disposición del club para consentir el comportamiento del joven de 18 años, desde privilegios especiales en viajes del equipo hasta saltarse rutinas de recuperación por obligaciones mediáticas, ha causado tensiones dentro del cuerpo técnico, según se informa.
Los incidentes se han acumulado: desde que Yamal voló a Milán después de la derrota contra el Real Madrid en lugar de regresar con sus compañeros de equipo, hasta filmar comerciales mientras se recuperaba de una lesión en la ingle. Incluso infracciones menores, como usar carritos de golf reservados para el personal o ser el único jugador al que le servían la comida en su mesa, han alimentado el sentido de Flick de un trato desigual. El adolescente también provocó controversia antes del Clásico cuando comentó en broma en Twitch que “el Real Madrid roba, se quejan...”, un comentario que enfureció a varios jugadores del Madrid y generó críticas dentro del club. Su reciente ruptura con la cantante Nicki Nicole ha añadido más distracciones fuera del campo, amplificando la percepción de que el enfoque de Yamal se ha desviado del fútbol.
Para Flick, el problema va más allá de la disciplina, se trata de valores. Cree que la disminución en el rendimiento de Yamal proviene de una menguante sensación de responsabilidad, y que la recurrente lesión de pubalgia del jugador refleja una falta de compromiso adecuado con la recuperación. El entrenador, que prioriza la disciplina estricta y el enfoque mental, está frustrado por tener que responder repetidamente sobre Yamal en las conferencias de prensa en lugar del rendimiento del equipo. Esto, según se informa, lo ha llevado a expresar su descontento a figuras importantes del club, entre ellos el confidente de Joan Laporta, Alejandro Echevarría y el jefe de comunicaciones Gabriel Martínez, quienes han intentado calmar tensiones internamente.
* A pesar de la creciente tensión, la relación del entrenador de 60 años con el presidente Laporta y el director deportivo Deco sigue siendo cortés y profesional. Sin embargo, persisten diferencias filosóficas significativas entre el cuerpo técnico y la jerarquía del club. Flick cree en la disciplina firme, una filosofía que recuerda el enfoque de Luis Enrique que transformó a Ousmane Dembele, quien llegó a ganar el Balón de Oro. En contraste, el club prefiere proteger y satisfacer a sus jóvenes estrellas, permitiendo libertad personal con la esperanza de mantener la moral y evitar repercusiones públicas.
Esta divergencia ha llevado a frecuentes debates internos sobre cómo manejar la situación de Yamal. El club argumenta que la flexibilidad es necesaria dada su edad y perfil público, mientras que Flick insiste en que permitir tal comportamiento socava la responsabilidad y la cultura del equipo. Como advirtió por primera vez en septiembre, que “los egos matan el éxito,” ha repetido supuestamente el mismo mensaje a su personal en las últimas semanas, una clara señal de lo profundamente que el asunto lo ha frustrado.
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A pesar de la clara tensión, _ABC_ también informa que la salida de Flick aún no es definitiva. Sus asistentes más cercanos creen que la situación podría cambiar, especialmente si mejoran los resultados y regresa la armonía al vestuario.
Aquellos dentro del equipo técnico señalan la volatilidad emocional del fútbol, donde una racha ganadora o un trofeo importante podría cambiar completamente la narrativa. Un sólido final de temporada, o incluso un triunfo en la Liga de Campeones, podría convencer a Flick de completar su tercer y originalmente planificado año final en el club.
Por ahora, sin embargo, la sensación en la sede del Barça es de incertidumbre. Un vestuario fracturado, un entrenador fatigado y un talento generacional luchando bajo los reflectores han sumido una vez más al Barcelona en la familiar inestabilidad, dejando el futuro del proyecto de Flick pendiendo de un hilo.