"Aprendí que podemos encontrar maneras de ganar", dijo Sean McVay a los reporteros. "Nos apoyamos en la defensa. Ellos consiguieron los balones perdidos. Pudimos capitalizar con algunas buenas posiciones de campo".
El entrenador en jefe de los Rams, que mejoraron a récord de 8-2, estaba tan emocionado por el triunfo que cuando llegó al vestidor comenzó a hacer "slam" con sus jugadores de la defensa, que habían brindado una de sus mejores actuaciones del año contra un rival que como se pudo confirmar es de verdad y contra el cual habrá al menos otro duelo en la temporada.
Stafford y su ataque fueron dejados en 249 yardas. Los 21 puntos anotados fueron apenas suficientes en una férrea batalla defensiva y de equipos especiales.
"Hicieron un buen trabajo contra nosotros", observó el mariscal de campo que por primera vez en su carrera de 17 campañas tiene récord ganador en la NFL (116-115-1). "Hay cosas que definitivamente podemos limpiar aquí y allá. Pero luchamos. Solo tenemos que buscar la manera de terminar el partido con el balón en nuestras manos".
En efecto, el partido acabó con el balón siendo pateado por los Seahawks (7-3) en un final no apto para cardíacos. Seattle vio quebrada su impresionante racha de 10 triunfos jugando como visitante.
Con este resultado -y para darle otro toque dramático al partido- la serie histórica entre Rams y Seahawks se empató 28-28 y, de manera muy curiosa, con el mismo número de puntos anotados por bando: 1,185.