Lamine Yamal se perdió apenas cinco minutos al final de la victoria del Barcelona por 2-1 sobre el Eintracht Frankfurt en el Camp Nou el martes, pero eso no impidió que mostrara su frustración al ser sustituido en el minuto 89. Su actuación fue destacada: proporcionó una asistencia, creó dos ocasiones de gol y registró 110 toques de balón. Sin embargo, no es la primera vez que sus emociones parecen desbordarlo.
Hace unas semanas, en la victoria 3-1 sobre el Alavés —un partido en el que Yamal también marcó—, protagonizó una situación similar, lanzando una mirada impasible a su entrenador mientras pasaba junto al banquillo. El joven de 18 años admitió entonces que estaba frustrado con su rendimiento y que se exige a sí mismo estándares más altos. Contra el Frankfurt, la situación se repitió, evidenciando una mentalidad al estilo de Cristiano Ronaldo: siempre busca mejorar y quiere estar en el campo cada minuto posible.
Aun así, esto no impedirá que Hansi Flick utilice a su joven talento cuando lo considere necesario. Tras el encuentro, el entrenador explicó: "Sacamos a Lamine en los últimos minutos porque estaba amonestado y era tarde. Si estaba un poco molesto, lo entiendo perfectamente; yo también fui jugador. Es completamente aceptable, no hay ningún problema."
Yamal no es el único jugador de élite en La Liga que ha mostrado reacciones intensas al ser sustituido. Vinicius Jr., por ejemplo, ha generado titulares con sus arrebatos emocionales, un reflejo de la pasión y de la sensación de tener siempre más para aportar. En el fútbol moderno, el jugador a menudo trasciende al entrenador, y en el caso de Flick, manejar a Yamal con cuidado será clave para mantener el equilibrio del equipo y su propio éxito. Por ahora, todo indica que el técnico está haciendo las cosas bien.