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Luis Enrique: los secretos de su éxito como DT en PSG y Barcelona

Jordi Blanco3 de jun, 2025, 08:26 ET

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Ganar la Champions para ser héroe de París no esconde el carácter, dedicación y personalidad de un Luis Enrique que aprendió con Guardiola y ya es el número uno.

Luis Enrique "es un tipo que siempre va de cara. Dice lo que piensa... Y ahora, con el paso de los años, también piensa, al menos a menudo, lo que dice". Quien hace esta afirmación a ESPN es una persona que trató de cerca al asturiano tanto en su época de jugador como de entrenador en el Barça y que si le tiene en muy buena apreciación en el plano personal, deportivamente considera que es "un número uno, sin discusión".

El entrenador de moda, el que rompió el maleficio del**PSG** y condujo al club parisino a la cima del fútbol europeo, fue siempre "muy competitivo. Y claro al hablar a los jugadores. Sabe gestionar una plantilla y eso es algo que ya demostró cuando empezó en el filial del Barça".

Allí empezó la carrera de Luis Enrique como entrenador, dos años después de sacarse el carnet junto a Pep Guardiola y sustituyéndole en el segundo equipo azulgrana en el verano de 2008. La misma fuente alude a su "compromiso" con el trabajo y a la exigencia que trasladaba a sus futbolistas. Y, también, a las diferencias de criterio entre ambos que provocaron algún problema en el club.

Y es que los futbolistas del filial que llamaba a entrenar en el primer equipo Guardiola durante la semana... Se quedaban sin jugar el fin de semana con Luis Enrique, mientras que los juveniles que subían al filial sí jugaban en su equipo. Con ello tuvieron que lidiar colaboradores de ambos, temiendo en aquel entonces que provocase una ruptura personal que nunca ocurrió.

Amistad

De hecho, ambos mantienen una relación "excelente" y el entrenador catalán no dudó en felicitarle por el éxito cosechado en Múnich. "Es fiel con sus amigos", dice otra fuente consultada, recordando que Luis Enrique fue de los primeros en consolar y animar a Ernesto Valverde tras la durísima eliminación de Champions que sufrió el Barça en Anfield ante el Liverpool.

Un Valverde que no debe olvidarse es el único entrenador rival que le ha derrotado en una final. Y es que la cancioncilla de que Luis Enrique ha ganado todas las finales que ha disputado (11) no es cierta por cuanto perdió al mando del Barça la Supercopa de 2015 frente al Athletic que entrenaba Ernesto...

Jugada a doble partido y que en la ida jugada en San Mamés estableció un 4-0 convertido en el peor resultado de su etapa como técnico azulgrana, junto al que encajó en 2017 en París frente al PSG de Emery e Champions y al que remontaría después en la vuelta.

"Se conocen bien, se aprecian... Son buenos amigos que se felicitan por los éxitos pero más aún se consuelan en los malos momentos deportivos que puedan tener", expresa una de las personas consultadas y que recuerda la noche en que Valverde fue despedido por el Villarreal, enero de 2010. "Viajó a Barcelona y Guardiola se lo llevó a cenar, después de hablar con Lucho".

Luis Enrique ha ganado dos Champions League como DT: con el Barcelona en 2015 y con el PSG en 2025. Getty Images

El vestuario

"Es el que lo ha cambiado todo en el club", resolvió en primera persona Achraf Hakimi, lateral diestro del equipo parisino y convencido de la trascendencia de un entrenador que provoca unanimidad tanto en el vestuario como en los despachos.

Eso ya ocurría en el primer equipo del Barcelona, al que llegó tras una corta y no muy feliz experiencia en la**Roma** y otra más positiva en el**Celta**, equipos ambos en los que intentó, con distinta suerte, imponer sus tesis. Unas tesis que repitió en el Barça y que provocó una crisis que a punto estuvo de provocar su despido en enero de 2015.

"Una vez llegué tarde a la charla de un entrenamiento. Me afectó un atasco de circulación y cuando entré en la sala, sabiendo que iba a ser titular, me dijo que me quedase fuera. Pasé de ser titular a no ir ni convocado. Hay normas de disciplina que no te puedes saltar con él de ninguna manera", recordó el ex futbolista azulgrana Christian Tello de cuando coincidieron en el segundo equipo del Barça.

Y en el primer partido de 2015, en Anoeta contra la Real Sociedad, Luis Enrique dejó en el banquillo a**Messi**y Neymar por regresar tarde de sus vacaciones de Navidad en Argentina y Brasil. Allí explotó una crisis descomunal que solo la intervención de Xavi frenó. Y que llevándose por delante a Andoni Zubizareta motivó un cambio en de proceder en el entrenador.

Su trato con Messi (no tanto con Neymar o Suárez) puede decirse que es la excepción que confirma la regla por cuanto su dominio y ascendente sobre la plantilla es una de las cuestiones indiscutibles de su carrera como entrenador, que en los 17 años desde que empezó en el filial del Barça ha ido modificando, adaptando a las circunstancias, los tiempos y las necesidades.

El futbol

Si Guardiola destacó siempre por ser un entrenador de posición y posesión, a Luis Enrique le va más el vértigo. Se diría que es más cercano a Flick en ese sentido aunque menos arriesgado. Lo estudia todo, ya lo hacía en el segundo equipo del Barça, de sus rivales y tiene respuestas para cualquier imprevisto durante un partido.

Aunque, claro, los resultados no siempre, siempre, son los esperados. Si le dolió la eliminación de Champions en Roma, la sufrida antes contra el Atlético Madrid le enfureció y con el paso del tiempo entendió necesario adaptar tanto sus pensamientos futbolísticos a los jugadores de que disponía como tratar que estos aprendieran sus tesis.

La salida de Mbappé en el verano de 2024 le motivó, fastidió y retó a partes iguales. Perdió al futbolista diferencial del PSG pero provocó un cambio que a la larga se ha demostrado perfecto. "Todo lo que puedo decir son cosas maravillosas sobre Kylian y le deseo lo mejor... pero sin él vamos a ser mejores", aventuró de entrada para, meses después, resolver que sin Mbappé en la plantilla y el campo "ahora lo controlo absolutamente todo".

Sus equipos no tienen secretos en cuanto a la intensidad, energía y seriedad. No hace los mismos planteamientos en un partido sin exigencia máxima que en otro que sí la tenga pero toma buena nota de cualquier descenso de rendimiento en cualquiera de sus futbolistas... A los que puede, y suele, defender con todo ante la opinión pública por más que de puertas adentro les señale sin disimulo.

## La prensa

Ese sentido de pertenencia que tiene con los suyos se demuestra con los dirigentes... Y con la relación habitualmente tirante que mantiene con medios de comunicación y periodistas.

"No es amigo de los medios pero sí puede tener buena relación con algunos y algunas periodistas", confirma una de las personas consultadas, que entiende que en estos dos últimos años en París ha podido vivir más relajado esas situaciones, con una relación menos tirante con los medios de lo que fueron en el pasado, tanto en la selección española como en el Barça. O también en su corta estancia en la Roma.

Y es que no es exagerado, al contrario, afirmar (y recordar) que Luis Enrique tuvo ya "enganchadas" con algún que otro periodista durante su época de futbolista, tanto en el Barcelona como en la selección española, en una etapa, la de Javier Clemente, especialmente tirante.

Defensor a ultranza de sus compañeros de vestuario "desde siempre" el asturiano era un personaje "muy expresivo en las formas, cercano con los suyos y especialmente desconfiado".

"No sé lo que dicen de mi (ni me preocupa) porque ni leo la prensa ni me preocupo por las redes sociales", ha expresado en alguna ocasión... Algo que no ocurría décadas atrás, cuando sí estaba muy al tanto de lo que se publicaba y se preocupaba en averiguar quién podía haber hablado de él con cualquier periodista.

Durante su etapa de seleccionador, hasta el último día se mostró cercano a un presidente, Luis Rubiales, que llegado el momento le despidió sin más, después de unos años especialmente agrios en cuanto a su día a día con los periodistas y que solamente tuvo un impasse en el verano de 2019, cuando dejó el cargo por la enfermedad de su hija pequeña, Xana, que fallecería a finales de agosto de aquel año.

Todo el respeto, obvio, y hasta cariño que se trasladó a Luis Enrique en aquellos momentos desapareció después, cuando arreciaron las críticas a su gestión y él se enrocó, llegando a preferir hacer directos en streamer a relacionarse con los periodistas.

De hecho, esas diferencias ya habían existido durante su pertenencia al Barça, donde defendió de cara a los medios y la opinión pública fichajes fallidos como Arda Turan, Aleix Vidal o Douglas y gestiones más o menos dudosas de la directiva de Bartomeu.

Sus ruedas de prensa en la ciudad deportiva del Barça tuvieron momentos de una tirantez muy acentuada entre el técnico y algunos periodistas, un mal ambiente que, de hecho, lo acabaron pagando todos.

En este sentido no está de más recordar que si Guardiola fue el entrenador que cerró los entrenamientos a la prensa, fue Luis Enrique el que 'expulsó' a los periodistas del avión en que viajaba (viaja) el equipo, después de que el enviado de un medio publicase en televisión unas imágenes de familiares del técnico a sabiendas de que estaba expresamente prohibido.

El futuro

Que su ascendente ha sido del todo providencial para explicar el éxito descomunal del PSG es algo en lo que todo el mundo coincide, ya sea en el seno del club galo como en todo el mundo. Luis Enrique ha entrado por derecho propio en la historia del club galo y del fútbol global... Pero el camino no acaba aquí.

El entrenador asturiano ya dio a entender que el Mundial de Clubs es el próximo e inmediato reto, desafío, de un equipo que ha demostrado ser el mejor de la temporada y que está listo para seguir en lo alto del fútbol.

Habiéndose gastado cerca de 700 millones de euros en refuerzos desde su aterrizaje en el club, ya se especula con el fichaje de Franco Mastantuono, también pretendido por el Real Madrid y fijado como futbolista estratégico en la política deportiva de un PSG tan joven como poderoso, señalado, hoy, como el número uno.

El equipo, el club. Y el entrenador. Posiblemente el número uno a nivel global en su trabajo.

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