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¿Barcelona podrá defender su título ante un verano de autosabotaje?

Graham Hunter

5 de ago, 2025, 12:11 ET

Reacciones abiertas

El equipo que comanda el presidente Joan Laporta tiene muchos problemas a resolver antes del arranque de LaLiga, aunque hay otros que se resolverán ya iniciada la temporada

¿Es el Barcelonael único club del mundo al que se le podría explicar a un observador neutral el nivel de amenaza caótica y amarga que padece y, aun así, predecir que es el favorito para ganar dos o tres trofeos nacionales esta temporada?

Probablemente... sí.

Así pues, a pesar de los beneficios que supone para el campeón español fichar a Marcus Rashford, Joan García y Roony Bardghji, merece la pena levantar la alfombra blaugrana y examinar los problemas que se están barriendo decididamente debajo de ella.

El Barcelona y el portero Marc-André ter Stegen han estado enfrascados en un enfrentamiento durante todo el verano. Rico Brouwer/Sócrates/Getty Images

¿Recuerdas el fiasco de Nico Williams?

El pleno verano del Barcelonaestuvo marcado por la cancelación de un traspaso por parte del extremo español, que el club daba por cerrado, porque su agente, no sin razón, exigió una garantía de que el jugador de 24 años sería registrado como jugador del Barça en una fecha específica.

El entorno de Williams había sido testigo del lío que armó la directiva del presidente Joan Laporta con la inscripción de Dani Olmo la pasada temporada y, al no poder atender los criterios de seguridad y tranquilidad del conjunto blaugrana, el jugador renovó su contrato con el Athletic Club.

La cuestión clave aquí, al igual que hace un año, es que los auditores del Barcelona afirman con seguridad que han alcanzado un buen nivel de cumplimiento de las exigentes normas de Fair Play Financiero (FFP) de LaLiga. LaLiga, hasta ahora, mantiene una postura diferente.

Para darles una imagen visual: el Barça camina erguido y con el pecho inflado en público, pero se arrodilla con las manos juntas en oración en privado, y los jefes de LaLiga se rascan la barbilla con escepticismo y duda.

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En el momento de escribir estas líneas, a diez días del inicio de la temporada, ninguno de los nuevos jugadores de Hansi Flick (ni Wojciech Szczęsny ni Gerard Martín, que han renovado sus contratos) puede jugar con el campeón. Las nuevas incorporaciones han sido fichadas (o cedidas, en el caso de Rashford) por el Barcelona, pero no cuentan con la certificación de LaLiga que les permita jugar.

Si no se obtiene esa confirmación antes del cierre del mercado de fichajes, esos jugadores no podrán jugar hasta enero. Es improbable, pero es una realidad.

El club lleva más de un año anunciando, y luego posponiendo vergonzosamente, su regreso al Camp Nou. (No es una exageración, hace dieciocho meses predecían con seguridad que celebrarían su 125.º aniversario, que se celebró el pasado noviembre, en su estadio renovado y reconstruido).

Sin embargo, jugarán su tradicional y muy querido amistoso del Torneo Gamper de apertura de la temporada en su Estadio Johan Cruyff con capacidad para 5,000 personas, en lugar del Camp Nou, como se anunció anteriormente.

Una vez terminado, el estadio tendrá un aspecto y una sensación extraordinarios.

Pero el plan inmediato era que el primer equipo compitiera allí ante un aforo máximo de 30,000 espectadores (menor que en su estadio temporal, el Estadio de Montjuïc, y poco menos de un tercio de lo que cabrá en el Camp Nou una vez terminado). Eso no es óptimo ni para la afición ni para los jugadores, y no crea un ambiente hostil para los equipos visitantes.

El problema es que nadie sabe con certeza cuándo se abrirá al público el Camp Nou.

Selecciones Editoriales

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Los campeones han convencido a LaLiga de que sus tres primeros partidos de competición (Mallorca, Levante, Rayo Vallecano) se deberían jugar fuera de casa para dar tiempo al Barça a completar los diversos certificados de seguridad y trámites burocráticos municipales que actualmente están sin resolver, pero esos hombres y mujeres ocupados en los pasillos de poder del Camp Nou están haciendo malabarismos con otra amenaza, mayor.

La UEFA Champions League comienza a mediados de septiembre, justo cuando el Barcelonatiene previsto disputar su primer partido liguero en casa, recibiendo al Valencia. Les deseamos suerte y que finalicen todos los detalles a tiempo, cumpliendo al mismo tiempo con los criterios establecidos por las autoridades de la ciudad, LaLiga y la UEFA para un estadio seguro, moderno y en buen estado de funcionamiento.

De nuevo, quiero recalcar que el club se muestra seguro de haber hecho bien su tarea. Pero aquí está la amenaza catastrófica.

Si, por alguna razón imprevista, algunos de los criterios no se cumplen y el Barcelona no puede jugar su primer partido de la fase de Liga de Campeones en casa en el Camp Nou, entonces, sea cual sea el otro campo que elija, las reglas de la UEFA significarían que el blaugrana debe jugar todos sus partidos de la Liga de Campeones en casa en ese mismo estadio hasta enero.

Es solo un revés potencial, pero, si se materializara, se producirían vergüenza, recriminaciones y pérdidas financieras.

Preguntado por Mundo Deportivo esta semana sobre si el Camp Nou estaría listo a tiempo, el director deportivo del Barcelona, Joan Soler, respondió: "Lo que tenemos claro es que volveremos al Camp Nou. No deberíamos fijar una fecha, porque eso supone una presión añadida. Construir un estadio de esta magnitud es colosal, pero era necesario".

"Tenemos que garantizar la seguridad de los asistentes. Hasta que no tengamos la certificación correspondiente, no volveremos al Camp Nou. Vamos a ir lo más rápido posible, porque el club lo necesita, tanto desde el punto de vista deportivo, para que el equipo pueda jugar sus partidos en casa, como en términos de ingresos".

¿El Barcelona ha preguntado discretamente a la UEFA si también podría tener garantizado jugar sus dos primeros partidos de la Champions League fuera de casa, como lo está haciendo en su liga? Ya han solicitado que su primer partido sea a domicilio.

Por último, pero no por ello menos importante, el Barça y su portero con 11 años de experiencia, Marc-André ter Stegen, prácticamente han desamorado el uno del otro, y todo se está volviendo un poco pasivo-agresivo.

El comportamiento de Ter Stegen hacia el final de la temporada pasada enfureció especialmente a Flick. Aunque comparten nacionalidad y son antiguos aliados, Ter Stegen incumplió el estricto código disciplinario de Flick.

El portero se atrevió a mostrar su descontento por no jugar lo suficiente una vez recuperado, y el entrenador cambió drásticamente su actitud hacia el capitán del primer equipo, de 33 años. Como resultado, García ahora es considerado el portero titular, Szczęsny ha renovado su contrato, a Ter Stegen le han dicho que es hora de buscar un nuevo club y existe un gran debate sobre si el internacional alemán conservará su capitanía.

Más allá de que el Barcelona simplemente vea a García como el futuro, quieren desprenderse de Ter Stegen, lo que reduciría significativamente su masa salarial y les permitiría pacificar LaLiga e inscribir a Rashford, García y el prometedor Bardghji.

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Pero Ter Stegen, quien tiene un contrato muy lucrativo con tres años más de contrato, es inteligente, testarudo y molesto por el trato que ha recibido. Además, el seleccionador alemán, Julian Nagelsmann, ha dejado claro que, en una temporada de la Copa Mundial de la FIFA, Ter Stegen, si está en forma y juega con regularidad con su club, será el número uno de la Mannschaft.

Lo que está en juego para el Barcelona y su portero cinco veces campeón de LaLiga es muchísimo.

El mes pasado, Ter Stegen decidió que necesitaba un retoque tras una operación de espalda previa. Se completó la semana pasada en Francia, y la discusión ahora, entre él y Laporta, es si la recuperación durará tres, cuatro o cinco meses.

Esta semana se ha programado una reunión en la que el club deberá rogar a su jugador, maltratado, que acepte estar de baja hasta enero, en lugar de volver a entrenar en noviembre. La diferencia radica en si el Barcelona puede entonces aprovechar la ausencia de Ter Stegen (sin dejar de pagarle el salario completo) para obtener una exención económica de LaLiga que le permita reequilibrar la cuenta y cumplir con los criterios del FFP para inscribir a sus nuevos jugadores.

Es un truco que usaron el año pasado para fichar a Olmo y Pau Víctor durante seis meses cuando Andreas Christensen se lesionó. Si lo consiguen, será una victoria para su táctica.

Si no pueden, y Ter Stegen no solo está lesionado, sino que además no pueden usar su ausencia para alterar su estatus FFP, entonces su trato hacia él se convierte en un 'autogol'.

"Estamos avanzando adecuadamente con la inscripción de los nuevos jugadores; estamos convencidos de que lo conseguiremos", declaró Laporta durante la gira del Barcelona por Corea del Sur. "Aprovechar la ausencia de Ter Stegen para negociar con LaLiga y poder inscribir a Joan García no es la única vía, sino la más directa".

No son necesariamente las palabras más tranquilizadoras, pero quizá sea mejor que Laporta hable con más prudencia y menos con tanto optimismo.

Son tiempos difíciles para los campeones, pero debo admitir que en los próximos días y semanas argumentaré en este espacio que son mi mejor apuesta para ganar LaLiga nuevamente, incluso ante un interesante y renovado desafío del Real Madrid.

Manténganse al tanto.

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